Docktor Morris




Detrás de cada escultura se esconde un proceso demencial en horas de trabajo y esfuerzo. Para el que mira las piezas podrían parecer resultado de fundición o algún proceso inmediato. En las esculturas que del Dr. Morris existen 2 técnicas trabajadas: la primera es repujado, modelado y soldado en lámina de hierro y placa conoxiacetiléno y arco eléctrico; la segunda es modelado y soldado con arco eléctrico. Ambas técnicas demandan meticulosos esfuerzos que van dando forma a las piezas en un laborioso camino de forma y volumen.
La escultura para Dr. Morris representa un reto tridimensional ilimitado. En ella se moldea el espíritu del volumen y la forma, por medio de caprichosas posibilidades.
A diferencia de la pintura o el dibujo que es bidimensional, los volúmenes son reales, existen en forma y fondo contrariamente a lo que se ve en la pintura que es una ilusión óptica que está ahí a la vista pero no existe materialmente en las 3 dimensiones.
En la escultura las formas brotan de manera natural como si se pudiesen adivinar, como si sus manos supieran que están allí en el lugar donde corresponden; es como si construyese formas que se suceden de manera mágica.
Morris escogió esa técnica y ese material por sus cualidades expresivas, por su fácil acceso en el mercado de materiales. El hierro es un material dúctil y a la vez casi imposible, se vuelve manso y dócil con calor, con fuego, con electricidad, con piedra, con bruñidos, con golpe de martillo y cincel. El hierro nos entrega formas que tienden a ser un desafío para el que lo ha tocado, para el que sabe su temperamento y naturaleza. El hierro es -a decir del Dr. Morris- lo personal, el mejor amigo de la forma.