Guadalupe Urrutia
Las imágenes instaladas en la memoria, son la retórica que fundamenta en gran medida, lo que sucede en el presente.
El ayer “retomado”, es el momento pendiente que si bien lo evocamos en el ahora, se menciona con acento pretérito.
En su discurso anuncia conceptos, que evocan hechos a través ya sea de la fotografía, la escultura o la instalación, como un descubrimiento narrativo y auto procesual. La imagen/forma capturada o recreada, será un recurso que reanima esencias sujetas en estado profundo y criónico, que se evidencia, paradójicamente, con la acción; sin embargo nos forza a completar la historia de un antes y un después, del “still” que la obra nos muestra.
Guadalupe Urrutia nace en La Habana, Cuba.
Hace tiempo que Urrutia viene elucubrando distintos enfoques con la intención de situarse en el terreno del diálogo constructivo en pos de la expresión de su ser. Carente de inocuidad y vasta de significado, hallamos que en su escultura, fotografía e instalación - y en este afán de develar el ingenio silente - flexiona los límites conceptuales al punto de romperlos, dando pie a nuevas nociones.
No solamente circunscribe su labor objetiva al contorno visible de la forma, sino que logra desplegar a manera de imágenes (táctiles o no) la reproducción del objeto, con la finalidad de proyectar los contenidos originados por sus meditaciones internas.
En un acto de tendencia lúdica, Urrutia y su obra se miran fijamente, se señalan, se contemplan y se platican.
Nos brinda la oportunidad para romper con un silencio inerte y vacío, que da cabida a una comunicación más franca, sin título, abierta y discursiva, entre su trabajo y el espectador.