Nace en Coyoacán, México. Durante su infancia su abuela y su madre le transmiten el gusto por las artes gráficas. El dibujo aparece como su primera inspiración.

 

Más adelante con el avance de las técnicas visuales, adopta la fotografía como una segunda herramienta para expresar sus sentimientos y transmitir emociones más profundas.

 

Sus experiencias han sido múltiples. Ha realizado infinidad de trabajos vinculados a la fotografía creativa en los ámbitos de retrato, la ciencia y la industria automotriz.

 

Con el tiempo, su maduración en las artes,  lo ha llevado a tener un gran interés por la dualidad coexistente de la vida.

 

Para él todo tiene una repetición como los espejos. Siempre hay una simetría, un lado intrínseco y otro que lo acompaña, así como el día y la noche, un ojo izquierdo y el derecho que observan.

 

Su gusto por la geometría y su pasión por la cámara, lo llevan a crear una fusión entre ambas, donde interactúan el diseño, el color y la plástica fotográfica ante el entorno de los espacios virtuales y arquitectónicos.

 

Hoy día, Oyarzabal sigue inquieto en la búsqueda de imágenes que reflejen, espejo a espejo, repetición tras repetición, la asunción hacia un punto escalonado, mismo que se detiene en una forma más allá  del caleidoscopio, pero al filo de una eternidad incontenible.

​

​