Max Sanz
Para el escultor Max Sanz, todo comenzó desde los tres años de edad en el que Max Sanz tuvo el primer contacto con la plastilina, y es ahí como empieza a descubrir su habilidad para hacer conejos con zanahorias, dinosaurios y diversos personajes que sin saberlo eran mi pasión.
En una entrevista que le realizaron cuando cursaba el segundo de primaria, cuando le preguntan que quería ser de grande, sin dudarlo fue: escultor.
A la edad de 12 años ingresa al taller “Rufino Tamayo” en la ciudad de Oaxaca, y es ahí en donde conoce al maestro Marco Palma quien lo inicia en la escultura; cuando el maestro Palma deja de impartir clases en el Rufino Tamayo es cuando decide tomar clases de pintura con el maestro Barry Head, pero no dejo del todo el interés por la escultura.
Posteriormente al terminar el bachilerato en el Cedart “Miguel Cabrera”, la maestra Maria José Lavin Moroto le da la oportunidad de convertirse en su ayudante y se reencuentra con la escultura. Después, durante su formación como licenciado en artes plásticas obtiene los conocimientos necesarios en la clase de escultura. A la par toma el taller de escultura en pequeño y mediano formato que impartió la maestra Maria José Lavin Moroto, en el centro de las artes de san Agustin Etla.
Y es así cuando al igual que sus esculturas comienza un nuevo camino, pero sin alejarse de sus personajes que plasma en su pintura, porque le gusta que sus esculturas nieguen el tiempo, sean atemporales, que sean presente continuo y que tengan una presencia cálida y cercana, porque una escultura no debe tratarse como un mobiliario urbano, porque es mucho mas, tiene personalidad: nos habla de los anhelos profundos del hombre y de su combate para vencer la soledad desde el principio de la historia.
Y si le preguntan por que es escultor, les contestará que no tiene una respuesta, sin embargo cada día se dispongo a cumplir con su trabajo, esperando que ocurra el milagro de: hacer una escultura..